Acogí con intriga este libro del autor griego, quien, subyugado por Japón, residió allí desde sus cuarenta años de edad hasta su muerte, casado con una japonesa y ejerciendo como profesor en la Universidad de Tokio, adoptando incluso el nombre de Yakumo Koizumi.
Lo cierto es que Lafcadio realizó una buena recopilación y reescritura de leyendas surgidas de la imaginería japonesa, eso no lo voy a negar, y algunas de las historias que trata en el presente libro que comento tienen su interés (especialmente, en mi opinión, el melancólico relato Jyu-roku-zakura). Sin embargo, en su conjunto me parece un libro tedioso, con historias arcaicas que, antes no dejan de ser curiosas, están faltas de ritmo (al fin y al cabo no son relatos como tales, sino una recopilación de leyendas o cuentos japoneses tradicionales, aunque muchos de ellos con clara influencia china). El libro, como anécdota, se publicó en 1904, poco antes del fallecimiento del autor.
Lo cierto es que Lafcadio realizó una buena recopilación y reescritura de leyendas surgidas de la imaginería japonesa, eso no lo voy a negar, y algunas de las historias que trata en el presente libro que comento tienen su interés (especialmente, en mi opinión, el melancólico relato Jyu-roku-zakura). Sin embargo, en su conjunto me parece un libro tedioso, con historias arcaicas que, antes no dejan de ser curiosas, están faltas de ritmo (al fin y al cabo no son relatos como tales, sino una recopilación de leyendas o cuentos japoneses tradicionales, aunque muchos de ellos con clara influencia china). El libro, como anécdota, se publicó en 1904, poco antes del fallecimiento del autor.
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