Desde aquí voy a recordar un cadáver muy querido. Algunos me han dicho que intente su resurrección, pero nunca me gustaron los zombies, y ahora prefiero deberme más a la faceta de escritor que a la de editor de revista.
La revista Oxigen inició su andadura en enero del año 2002, con apenas unas pocas colaboraciones de amigos y colegas del mundillo literario internauta. Poco a poco fue creciendo. Empezó como un proyecto sin demasiadas expectativas, pero el buen hacer y la excelente opinión recibida por los lectores hizo que creciera en número de suscriptores (hasta 600 personas recibían nuestros mails de novedades previa petición), y en la propia plantilla que trabajaba altruistamente en la bella labor de difundir un pedacito de cultura en la Red. En poco más de un año la revista evolucionó hacia su diseño actual, con ocho personas trabajando asiduamente en el proyecto y bastantes más como colaboradores esporádicos. Un comité editorial excelente, buenos articulistas y seriedad en la difícil labor de seleccionar los textos publicables en nuestro humilde espacio fueron nuestro sello de identidad.
Profesores de Universidad escogían algunos de nuestros contenidos para difundirlos en sus aulas de filología. También en colegios e institutos. Hubo dos premios anuales a los mejores relatos publicados en la revista, de los que, nos consta, surgieron publicaciones posteriores para aquellos autores noveles que lo merecieron. Hubo alguna entrevista en Radio Nacional de España y en diversos medios internautas. En definitiva, que dicha publicación electrónica ofreció su particular apoyo a la cultura, y más especialmente a la literatura, y por ello estaré siempre orgulloso de ella y de todas las personas que la integraron.
Los contenidos de la revista, eso sí, se mantienen en la Red, incólumes al paso del tiempo (quizás debería decir criogenizados), aunque no haya novedades desde el año 2006. Espero que por muchos años.
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