Juan Bolea nos sumerge en esta novela policíaca en la intriga que envuelve a una ficticia población costera del norte de España, quizá cantábrica o gallega, donde la subinspectora de Homicidios Martina de Santo, fumadora empedernida, contumaz detective y as en cuestiones deductivas, es destinada desde la cercana ciudad de Bolscan.
Diversos asesinatos llaman la atención en la pequeña localidad de Portocristo, máxime teniendo en cuenta la brutalidad con que acontecen (cadáveres con el torso atravesado por un arpón, manos mutiladas, etc.). La protagonista, pese a que la Guardia Civil descarta inicialmente la relación entre las muertes, por considerar algunas meros accidentes, lucha contrarreloj para resolver los crímenes, ayudada por Horacio Muñoz, el policía encargado del archivo policial en Bolscan, y con el apoyo del comisario Satrústegi.
Una historia donde se suceden diversos personajes susceptibles de erigirse culpables. Hay destartaladas posadas, sórdidos prostíbulos, un grupo de jóvenes artistas resentidos que organizan una especie de aquelarres, pescadores solitarios e inquietantes, pedófilos, etc.
La trama de la novela me parece excelente, poco a poco va ganando intriga e intensidad y el tempo está muy logrado. Es ágil de principio a fin. La psicología de los personajes es otro punto fuerte. Bajo mi punto de vista, el autor no debiera haber dado un último giro de tuerca en los capítulos finales, creo que resulta excesivo ese intento por sorprender al lector. Quizá es el único "pero" que le pongo a la novela.
En definitiva, una obra con un universo propio y ficticio, aunque con tintes ibéricos de los años ochenta. El autor demuestra una gran técnica narrativa y un manejo del lenguaje notable, así como su capacidad para recrear atmósferas sombrías. Un libro policíaco y ameno, con dosis de buena literatura. Muy recomendable.
Diversos asesinatos llaman la atención en la pequeña localidad de Portocristo, máxime teniendo en cuenta la brutalidad con que acontecen (cadáveres con el torso atravesado por un arpón, manos mutiladas, etc.). La protagonista, pese a que la Guardia Civil descarta inicialmente la relación entre las muertes, por considerar algunas meros accidentes, lucha contrarreloj para resolver los crímenes, ayudada por Horacio Muñoz, el policía encargado del archivo policial en Bolscan, y con el apoyo del comisario Satrústegi.
Una historia donde se suceden diversos personajes susceptibles de erigirse culpables. Hay destartaladas posadas, sórdidos prostíbulos, un grupo de jóvenes artistas resentidos que organizan una especie de aquelarres, pescadores solitarios e inquietantes, pedófilos, etc.
La trama de la novela me parece excelente, poco a poco va ganando intriga e intensidad y el tempo está muy logrado. Es ágil de principio a fin. La psicología de los personajes es otro punto fuerte. Bajo mi punto de vista, el autor no debiera haber dado un último giro de tuerca en los capítulos finales, creo que resulta excesivo ese intento por sorprender al lector. Quizá es el único "pero" que le pongo a la novela.
En definitiva, una obra con un universo propio y ficticio, aunque con tintes ibéricos de los años ochenta. El autor demuestra una gran técnica narrativa y un manejo del lenguaje notable, así como su capacidad para recrear atmósferas sombrías. Un libro policíaco y ameno, con dosis de buena literatura. Muy recomendable.
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