No acostumbro a leer cómics, aunque fue mi pasión de niño y adolescente, pero de cuando en cuando uno se encuentra con joyas imposibles de soslayar (bueno, no, en realidad fue mi hermano, dibujante, quien me la recomendó). El caso es que el tema era sugerente, y que una novela gráfica (un cómic con mucha letra y muchas páginas, para que me entiendan) haya ganado el premio Pulitzer, en el año 1992, desde luego que atrae y mucho.
Maus es una historia dura, durísima, enmarcada en la época y el lugar que por degracia todos conocemos (en centroeuropa, durante el Holocausto). Concretamente, la historia del protagonista transcurrirá entre ciudades, ghettos y campos de concentración situados en el este alemán, Polonia y Hungría. Es una historia que detalla muy bien los sufrimientos de las familias judías y la sistemática barbarie nazi, y el ser una historia ilustrada ejemplifica mejor las situaciones. Hay que destacar la idea del autor, Art Spiegelman, de representar a cada ciudadano con un aspecto diferente según el país o raza de procedencia. Así, los alemanes son gatos y los judíos ratones, lo polacos son cerdos y los ingleses perros.
Pero lo que le dio el premio Pulitzer no es desde luego el tratar una vez más este tema ya manido, no, sino cómo lo trata. Si uno lee esta historia descubrirá la tristeza diluida en casi 300 páginas, la desesperación, el amor inquebrantable, percibirá cómo aquellos años nefastos han calado en la personalidad del anciano que narra su experiencia en Auschwitz. Descubrirá la difícil relación entre un padre y un hijo que desea saber más sobre el Holocausto, los malentendidos cotidianos, las rencillas no cicatrizadas, los reproches entre ambos. Sin duda, es una historia sobresaliente.
(esclavos trabajadores rusos, polacos y holandeses en el campo de concentración de Buchenwald. Tras un año su peso corporal descendió de 73 a 31 kilos de media)
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