Extracto del duodécimo relato del libro "Mentes perversas" de Mira editores:
"Allí estaba ella. Quieta, tranquila, fría, descansando sobre la barra del pub, de mi pub. Habíamos cerrado media hora antes, a las seis de la mañana, y Héctor y los camareros se habían marchado ya, probablemente a algún alter hour, así que estábamos los dos solos. De haberla visto en manos de otra persona no lo habría admitido, pero no, ella estaba conmigo desde siempre. Nunca nadie antes la había poseído, bueno, lo cierto era que yo tampoco, pero aquella noche se me intuía propicia, más que ninguna otra. Ya bastaba de rodeos, necesitaba decidirme de una vez.
La música de Red Hot Chili Peppers trepaba por las paredes del local y se colaba en mis oídos ordenándome. By the way; el ritmo pretendía acerarme la sangre, pero mis manos temblaban como hojas al viento.
Veía su sonrisa fría, metálica, esperándome como venía haciéndolo todas las noches desde que la encontré en el Full Aventura Fire. Ella era preciosa. Un poco pequeña, pero me habían dicho que era de esas que tienen un beso mortal, y yo así lo creía, por eso me asustaba tanto tenerla entre mis manos. Siempre venía conmigo, y a menudo yo le decía algún cumplido, pero no solía acariciarla. Tal vez era por eso por lo que ella me miraba con expresión resuelta, desafiante. Sabía que yo le tenía miedo, aunque la quería para mí."
"Allí estaba ella. Quieta, tranquila, fría, descansando sobre la barra del pub, de mi pub. Habíamos cerrado media hora antes, a las seis de la mañana, y Héctor y los camareros se habían marchado ya, probablemente a algún alter hour, así que estábamos los dos solos. De haberla visto en manos de otra persona no lo habría admitido, pero no, ella estaba conmigo desde siempre. Nunca nadie antes la había poseído, bueno, lo cierto era que yo tampoco, pero aquella noche se me intuía propicia, más que ninguna otra. Ya bastaba de rodeos, necesitaba decidirme de una vez.
La música de Red Hot Chili Peppers trepaba por las paredes del local y se colaba en mis oídos ordenándome. By the way; el ritmo pretendía acerarme la sangre, pero mis manos temblaban como hojas al viento.
Veía su sonrisa fría, metálica, esperándome como venía haciéndolo todas las noches desde que la encontré en el Full Aventura Fire. Ella era preciosa. Un poco pequeña, pero me habían dicho que era de esas que tienen un beso mortal, y yo así lo creía, por eso me asustaba tanto tenerla entre mis manos. Siempre venía conmigo, y a menudo yo le decía algún cumplido, pero no solía acariciarla. Tal vez era por eso por lo que ella me miraba con expresión resuelta, desafiante. Sabía que yo le tenía miedo, aunque la quería para mí."
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